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Un año después de dejar la policía para convertirse de nuevo en la limpiadora, Morgane se convierte en detective privada. Emilie, una clienta, la contrata para averiguar quién está detrás de los misteriosos sucesos que la atormentan. Morgane resuelve el misterio al comprender que la mayoría de los problemas de Emilie son meras coincidencias. Pero por desgracia, Morgane descubre el cadáver de su cliente y es acusada de asesinarla.
Morgane se encuentra en prisión, acusada de un asesinato que no ha cometido. Intenta adaptarse lo mejor posible al entorno carcelario mientras trata de resolver la investigación entre rejas. Con la ayuda de Karadec y del resto del DIPJ, demuestra su inocencia al descubrir que el marido de la víctima es el responsable.
Ahora, de vuelta en el equipo, Morgane tiene que resolver el asesinato de Naïma, de 20 años, una promesa del rap, asesinada en el apogeo de su carrera. Entre un padre tiránico, un mánager corrupto, espías, traficantes y tiroteos, Morgane tendrá que salir de este torbellino infernal reencontrándose con Karadec.
Una vez despierta tras su noche con Timothée, Morgane es llamada a la escena de un crimen: un hombre llamado Yvan Desfard aparece muerto en el arcén de una carretera. La investigación da un nuevo giro cuando todo el equipo descubre que la víctima pertenecía a una comunidad de ermitaños que viven juntos en un ashram. Morgane tiene que desentrañar el misterio del asesinato al tiempo que intenta distanciarse de Timothée.
Tras pasar otra noche juntos, Morgane y Timothée son llamados a la escena de un crimen. Besándose bajo la mirada indiscreta de Karadec, se unen al resto del equipo y descubren el cadáver de Adèle Mercier, asesinada de un balazo entre los ojos. Morgane descubre que la víctima, que parecía un ama de casa sin problemas, ¡pertenecía a una banda! ¿Quién era realmente Adèle Mercier? Morgane debe resolver este misterio mientras su relación con Karadec se complica cada vez más.
Mientras Morgane y sus hijos se preguntan qué hacer con los fajos de billetes que han encontrado detrás de su lavavajillas, Salomé Rousseau, de 19 años, aparece muerta en un laboratorio de disección. La investigación da un giro aterrador cuando todas las pistas conducen a la idea de que la víctima podría ser un vampiro. Morgane, desconcertada, intenta encontrar una explicación racional a este extraño caso.
Serge es encontrado con una bala alojada en una de sus piernas, lo que revela que debe dinero a una banda de motoristas. Mientras Morgane, con la ayuda de sus hijos, evita que pierda sangre, es llamada a una nueva escena del crimen: Samir Masmoudi ha sido encontrado muerto en un traje de conejo tras la despedida de soltero de un amigo que salió mal. Morgane aprovecha la tragedia y es contratada por el organizador de bodas para reunir los 50.000 euros que su padre necesita para saldar sus deudas.
El propietario de una joyería aparece muerto tras un atentado. En la escena del crimen, Morgan reconoce las joyas que Serge había robado. Cuando el equipo establece un vínculo entre la víctima y Redbones, el motero al que Serge debe dinero, Morgane intenta resolver la investigación mientras oculta su implicación indirecta en el asesinato.
